Por estar en el lugar y momento equivocados,
por estar fuera de las reglas de lo permitido,
sin miramientos, con crueldad fuimos condenados
a sufrir culpas y temores de lo prohibido.

Por no poder controlar los deseos del alma,
por no ser hipócritas y ajustarnos a las pautas,
hablan siempre de nosotros y nos dan la carga
tan pesada de llevar en las espaldas.

No será en esta vida falsa sino en otra
donde nuevamente podremos encontrarnos,
cuando hayan pasado las tormentas oscuras
y así furtivamente volvamos a amarnos.

Mas jamás romperán por la fuerza
lo que ha sido forjado divinamente,
podrán poner a nuestros cuerpos cadenas
pero seremos libres en nuestras mentes.